La tía Margot
Para mi tía Margot Schoenborn Asesinada en Auschwitz Incrustación que perdió su cielo. Brillo que mutó en agua salada mucho antes de mi nacimiento sin que jamás desaparecieran sus cantos de ave profética. Era mi tía en esa prisión de guerra cuando habitó un peñasco coronado de águilas negras. También lo era cuando en una jaula envenenada se convirtió en un colibrí succionado por una corriente azul. Pero ese espacio tan inmenso no pudo confinarnos a la nada. Sé a qué saben sus pastelillos de manzana y la he visto salir descongelada de la tierra tibia y sonriente al borde de un canto sagrado. Conozco su mirada como un río después del beso y esas manos partidas por un ojo violento siempre me encuentran -niña de los callejones. Sus trineos cruzan mis aguaceros verticales, en silencio, porque era silenciosa.