Los Girasoles de Van Gogh
Pongo sobre mi cara la seda del cuadro ,
me acarician sus dedos tibios,
tan alejados de la muerte.
Huele a lapislázulis en azúcar,
a trementina de abril,
a una copa con perfume en sus grietas.
Muerdo su piel tan amada,
lamo el rancio aliño de su otoño.
Percibo
que el sabor de una pared
es dulce cuando está triste,
que el sabor de una pared
es dulce cuando está triste,
que es agria una flor
y sin orgullo
y sin orgullo
cuando es pintada por un loco.
Puedo escucharlo
lloriquear por las esquinas,
lloriquear por las esquinas,
es ahora muy anciano
y ya no reconoce
y ya no reconoce
las caras de quienes lo admiran.
(Los cuadros quieren ser olvidados,
quieren morir como todo lo que es
bello).
Hay vino adentro del jarrón,
contiene un sabor de labios.
Labios que sufrieron en primavera.
Licor que a medianoche
cae sobre otros licores errantes,
y se convierte en lágrimas.
En lágrimas de Van Gogh
que los pinceles no dibujaron.
Comentarios
Vas evocando sensaciones, sabores, olores; también escuchas el llanto de Van Gogh, su tristeza, su dolor.
En la figura del vino nos hablas de la esencia del genio, y vas más allá hablándonos de su figura errante y de sus búsquedas.
Un placer recorrer tu espacio.
Un abrazo
palabrasenbitacora.blogspot.com
felicitacionees
saludos