Poema: Transfiguración de una señora



De tanto ser lanzada por el suelo, 

me acostumbré a vivir pegada de la tierra, 

así aprendí el secreto de las semillas,

 la canción del agua, el poder de las raíces.


De tanto que me obligaron a vivir en el silencio,

aprendí a gritar solo unos cuantos conjuros poderosos, 

ahora hablo con un lenguaje de espíritus, 

palabras que incendian y arrasan planetas.  


De tanto padecer la condena del encierro, 

inventé pócimas para disolver cadenas,

otras para volar sin que nadie se dé cuenta, 

puedo desdoblarme: 

al mismo tiempo,  besar aquí, cercenar allá. 


De tanto que ordenaron mi muerte: 

en hogueras, guillotinas, horcas, 

a golpes, con piedras. cuchilladas, 

disparos, envenenamientos, 

aprendí la gracia de la resurrección, 

renazco en otra milenio tras milenio, 

cada vez más viva, más fuerte, más alta,  

más profundo el cimiento en mi propia esencia,


De tanto ser obligada a ser mujer,

me convertí en mujer. 


Ahora, disfrutemos del invento. 


 

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