EL MACHO

 Se comió a Maricarmen con salsa de manzanas, así le gustaba más que solo con sal y violencia.  


A Pilar la rompió en pedazos para después arrojarla al bote de la basura, junto con otros desechos.  

En una noche de invierno, para darle más calor al fuego, encendió a Lucía; pero cuando llegó el verano, necesitaba algo más fresco, entonces utilizó a Rosita.

A Silvia se la ganó con espejitos y embustes; la tiró dentro de un cofre como el más fácil de los premios.

Pero un buen día, se topó con Luisa, quien era mucho más que carne. Ella despreciaba sus piruetas, no era fácil de quebrar y descubría el engaño.

No sabía qué hacer con ella ni ella qué hacer con él.

Él, porque la veía muy grande, respetable y diferente.

Ella, porque lo percibía indigno, insignificante, elemental, cobarde.

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