ENTRE LÍNEAS

Recuerdo el día

en que me enseñaron la línea recta,

su inaplazable forma,

su único camino.

 

Miré en sus ojos y

tenía aire a poema sordomudo,

paralizaba mis neuronas

y caí arrodillada.

 

Desde entonces,

me asustan las líneas rectas,

las desprecio con el soterrado odio

con que se venera y se teme a un dios.

Luego conocí las líneas curvas,

su exaltado planeta.

 

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