Nueva York: estación del metro I
Estoy dentro del vagón,
en dimensión paralela con el resto de malditos.Las lecciones de buena educación ordenan:
No os miréis,
mirad sólo lo que cargáis en el hígado,
vuestra ciudad nocturna,
no recordéis la condena subterránea,
dormid mejor dos minutos,
junto a la fruta prohibida,
estad atentos a los paquetes peligrosos,
más ignoraos los unos a los otros,
recordad que el valor de un penny tiende a cero,
no os acerquéis a las puertas eléctricas,
-en pedazos costáis menos que un penny-,
esquivad los charcos de orines,
aunque afuera igual hieda a zombi,
a ladrillo avinagrado,
a coliseo romano,
mirad sin parar vuestro teléfono móvil
no vaya a ser que os surja un pensamiento,
una idea que destruya el universo,
acostumbraos a la suciedad,
no vaya a ser que lavéis vuestras sábanas,
no habléis nada entre vosotros,
no vaya a ser una revolución.
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