Traducir un te quiero es fácil, no es más que evidenciar la espera, dejarse llevar por un impulso sagrado, buscar alimañas buenas para ser su presa, respirar bajo el mar, respirar olas, pececillos, huracanes. Traducir un te quiero es de lo más fácil, descubrir que en el punto donde te haces nada, comienza una roja claridad, un aroma de río. Para traducir un te quiero se necesita un hombre y una mujer que cantan al unísono en fa sostenido, sostienen en sus brazos un continente sin percibir su peso, su sitio de encuentro está en un rincón de Neptuno, ahí es donde les crecen cosechas y ramas con flores, manzanas, a veces, en cambio, se despedazan, se agravian, se olvidan, entonces llega una libélula mágica con su polvareda a reconstruirlos. Es fácil traducir un te quiero, tiene la transparencia de un átomo, la misma capacidad letal, su misma inocencia. .
Comentarios
No tengo ganas ni de utilizar un móvil que me regalaron... Un regalo por mis ochenta años. Tengo ganas de unas alas para volar muy lejos y allá..., que sigan pisando charcos de orines los culpables de mi disgusto, cuando terminen el viaje que no hallen la salida a la superficie, pues han de vivir la pesadilla que me han regalado entre su inmundicia de mentiras. Y son dos veces. A veces hay ciudades interiores que jamás deberíamos atravesar en el metropolitano de nuestra ilusión y lo hacemos por alguien amado e inocente, cuando sabes adonde llevan sus estaciones cada diez años.
Pues si los junto me han quitado parte de mi vida. ¡Qué poema, Clara,pero bien claro!
Confío sólo en Dios y en su justicia. Ya sabes: la ley de la compensación.