CABALLITOS DE MAR
Pienso que desde hace mucho
permanezco
suspendida
en un día de
mi infancia.
Desde
entonces resido ahí,
a pesar del
espejo y su mal
y a pesar
del hueco en mi voz.
Sobre el
escenario,
he sido
Andrómaca y al tiempo Medea,
los caminos
han destruido mis pies
y en la mesa
miro en desorden las copas.
Pero nada
puede evitar
que todos
los días terminen siendo ese día
y que el
dormir sea el túnel por el cual traslado,
de sol a sol,
esa
inocencia combativa,
su polígono
ingenuo y feliz,
tan lejanos
a la realidad.
Día de la
infancia que sólo recuerdo
porque
decidí que nunca terminara,
y esa fue mi
forma de inventar la vida,
lejos, muy
lejos,
cerca, muy
cerca
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