Otro poema a la luna llena

 Todo el día, tras de mí, la luna llena. 

Me aclara el cielo, me tuerce las esquinas,

las transforma en maravillosas preguntas. 

Más allá, 

las aguas de una fuente 

me sorprenden con todas las respuestas. 


Mi luna llena me lleva sobre sí,  

me grita que todo es un problema de amor,  

de esparcir por la vida semillas mágicas 

que hagan crecer una planta de habichuelas 

hasta donde esperan los gigantes ebrios. 


Me pongo a escalar hacia lo más hondo,

ahí donde me atrapa el mundo y la sabiduría. 


Por los vericuetos, 

junto a esta luna llena que nunca me ha mirado 

                                          ( y eso es algo bueno).


Cuando empiece a menguar,

volveré a entrar en mí

y echaré a correr,

             a correr...


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