AUTORRETRATO

Soy lenta,
divago siempre detrás de este mundo que apenas roza sus aristas,
me quedo perdida entre ranuras donde busco pozos, profundidades,
los que me acompañan siempre se van muy lejos al poco tiempo,
porque yo me quedo ensimismada entre ruedas de acompasados giros.
Soy rara, muy rara,
no puedo seguirle el paso a las zancadas de esta humanidad,
si acaso miro al mundo como desde el fondo de un olvido, un eterno olvido,
y de entre minúsculos sobresaltos lo diviso, lejano, entregando sus carencias,
envolviendo utopías y dejando que se desentierren las raíces.
Soy silente, hasta la mudez,
no encuentro qué decirle a los que esperan encajar en mis sonidos,
todo me parece un libreto repetido en diversos dialectos,
el mismo libreto donde se acomoda perpetuamente una civilización,
y estoy cansada, muy cansada de los cadalsos que tajan mi lengua.
Yo vivo entre estas letras, porque aquí no hay gente,
aquí no vale la sonrisa con su traje recién comprado
ni tampoco las palabras con uniformes planchaditos.
Aquí tengo la libertad de llegar a dónde quiero,
de besar, de abrazar, de volar o revivir,
aquí me desaguo de los óleos que entumecen las corrientes
y hago amasijos de acuarelas que luego sobo en mi piel.
Soy loca, tal vez,
pero quien sabe.

Soy lenta,
divago siempre detrás de este mundo que apenas roza sus aristas,
me quedo perdida entre ranuras donde busco pozos, profundidades,
los que me acompañan siempre se van muy lejos al poco tiempo,
porque yo me quedo ensimismada entre ruedas de acompasados giros.
Soy rara, muy rara,
no puedo seguirle el paso a las zancadas de esta humanidad,
si acaso miro al mundo como desde el fondo de un olvido, un eterno olvido,
y de entre minúsculos sobresaltos lo diviso, lejano, entregando sus carencias,
envolviendo utopías y dejando que se desentierren las raíces.
Soy silente, hasta la mudez,
no encuentro qué decirle a los que esperan encajar en mis sonidos,
todo me parece un libreto repetido en diversos dialectos,
el mismo libreto donde se acomoda perpetuamente una civilización,
y estoy cansada, muy cansada de los cadalsos que tajan mi lengua.
Yo vivo entre estas letras, porque aquí no hay gente,
aquí no vale la sonrisa con su traje recién comprado
ni tampoco las palabras con uniformes planchaditos.
Aquí tengo la libertad de llegar a dónde quiero,
de besar, de abrazar, de volar o revivir,
aquí me desaguo de los óleos que entumecen las corrientes
y hago amasijos de acuarelas que luego sobo en mi piel.
Soy loca, tal vez,
pero quien sabe.
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un abrazo,
Cel