DECÁLOGO AGUDO
No voy a conformarme con mi cuerpo,
en alguna palabra estará mi clave.
Antes que alguien note mi ausencia,
encontraré un pasadizo hacia el árbol
o
hacia la trashumancia.
No voy a cargar tampoco con mis creencias.
Que los bolsillos son bocas y no destinos.
Me transformaré de pronto en trozo de fiera.
Amnésica de mi óxido,
buscaré la humedad de todo lo negado
en el paranoico
silencio de la tierra.
Todas las sumatorias resultan en cero,
todo cálculo viaja hacia el infinito.
¿Por qué tengo que tener peso y un nombre?
Olvidaré ese nombre,
para recordar las voces que me llamaron.
Olvidaré mi cuerpo
para recuperar una mano levitante,
la del hombre que nunca logró ser mío,
pero nutrió sus sueños en la distancia.
No quiero aceptarme como si nada,
inyectada de vida y aérea.
¿Un disfraz será más valioso que un fantasma?
No pienso dormir detrás de la vigilia,
pues una hora larga se volvió mi tiempo.
El tiempo debe ser combustible,
ser el verdadero creador,
exhibir idéntica crueldad.
No quiero ser otra,
ni la misma,
ni nadie.
De todas maneras, me deshago,
como un abismo más allá.
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