ÉXODO
He vuelto a ser la misma de antes,
la que finge caminar el mundo
subterránea en sus cuatro soledades.
He vuelto a arrastrar con dificultad mi cuerpo
para acercarlo a esa otra que nunca está,
-aserrín
de huesos-.
Estaba esperándome a mí misma
en la última esquina donde fui feliz,
cuando ser desgraciada era mi libertad,
mi vestido invertebrado.
Ningún beso me pudo corromper,
nada logró alejarme del fin del mundo,
arrancadora de eucaliptos,
desertora de las retaguardias.
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