ÉXODO

 He vuelto a ser la misma de antes,

la que finge caminar el mundo
subterránea en sus cuatro soledades.

He vuelto a arrastrar con dificultad mi cuerpo
para acercarlo a esa otra que nunca está,
                                    -aserrín de huesos-.

Estaba esperándome a mí misma
en la última esquina donde fui feliz,

                                  hace mil años,
cuando ser desgraciada era mi libertad,
                         mi vestido invertebrado.

Ningún beso me pudo corromper,
nada logró alejarme del fin del mundo,
arrancadora de eucaliptos,
desertora de las retaguardias.

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