2021
Fueron 365 días, la mayoría trajo consigo la luz, algunos, solo uno o dos segundos de brillo, muchos días arribaron con mas de una noche, con sombras concentradas de hollín. Todos ellos los viví como un solo día muy largo, uno de paredes descascaradas, -esas que por ser muros duelen más - un día extraño, como un socavón giratorio. No obstante, pude contar con dos o tres amaneceres santos, cuando un sol recuperado de su enfermedad, alumbró con palabras nuevas, doradas; escribí un poema que solo mi alma pudo leer, unos versos de los que nadie nunca sabrá nada, pero que dieron sentido al aire y al tiempo. Se reveló también mi canción de bienvenida, la que no dejó de retumbar en la cuna pese a la punzante mudez de una madre, ese cantar cristalino del líquido amniótico, su mágico fluir sobre las sábanas tibias, su poder de atajar la maldición de la tierra. Supe que fui bendecida por un Dios tímido, inseguro, un Dios que nunca se atrevió a...